LA BUENA EDUCACIÓN

MICRORRELATOS

Nicolás J. Marinelli

LA BUENA EDUCACIÓN

—¡Achís! 

—Salud... —Pedro sintió un escalofrío recorriéndole la espalda y, sin pensarlo dos veces, salió corriendo a toda prisa.

Ni las burlas ni las continuas bromas de sus compañeros de clase lograron convencerlo de regresar a aquella solitaria morgue.