LEALTAD

MICRORRELATOS

Nicolás J Marinelli

El dragón le cerró el paso a uno de ellos. El caballero que quedó frente a la bestia supo instintivamente que no saldría vivo de allí. El otro, el que podía huir, miró en dirección hacia la estrecha salida de la cueva y las imágenes comenzaron a sucederse una tras otra: observó un campo dorado de abundante cosecha. Escuchó al pueblo vivando su nombre. Pudo palpar las paredes de un castillo repleto de riquezas. Y en su boca sintió el sabor del festín de casamiento. Se vio de anciano riendo entre sus nietos. Y por último, sintió como el destino le deparaba una dulce muerte rodeado de todos los suyos.

En el rostro del caballero se dibujó una imperceptible sonrisa y levantando en alto su espada, se internó en la oscuridad de la cueva.


Lealtad