
SOBREVIVIR A LA NOCHE
Cuando salga el sol, estaremos a salvo. Por ningún motivo debo dejar que las criaturas inmundas que corretean allá afuera ingresen a este sótano. Nunca permitiré que toquen a mis hijos.
La puerta es azotada con fuerza. Me han encontrado.
Siento que todo el esfuerzo realizado ha sido en vano. La puerta se abre, y ya sin esperanzas, me preparo para lo peor. En ese momento, las sábanas que cubrían los cadáveres sobre las mesas salen despedidas, y los torsos se abren de par en par. Lo he conseguido, mis hijos por fin han nacido. Qué importa que mis hermosos vástagos me devoren junto con el resto... sé con firmeza que ellos poblarán el mundo cuando yo ya no esté.